El jesuita palmero Fernando López lleva más de treinta años en la selva del Amazonas. Allí, moviéndose de un pueblo a otro, ayudando a las comunidades indígenas, ha descubierto que todos estamos más interconectados de lo que creemos, que en realidad una selva no puede vivir sin la otra. Nos lo cuenta en su visita a Canarias gracias a la ong Entreculturas. Viene acompañado de dos mujeres que viven en la selva, Arizete y Raimunda, que nos detallan los graves problemas que están padeciendo en la zona: la deforestación, la covid o el sufrimiento de las personas migrantes.